Fuente: Semanario Tiempo
En su fase final se encuentra la reconstrucción del sitio 2 del Puerto de Coquimbo, que resultara seriamente dañado por el maremoto del 16 de septiembre de 2015. Las faenas, ejecutadas por la constructora Belfi, por encargo de la concesionaria Terminal Puerto de Coquimbo (TPC), han costado ya cerca de cuatro millones de dólares.
La reconstrucción posibilitó incorporar mejoras a la estructura portuaria, que databa de la década de 1950, incluyendo la viga de coronamiento y un nuevo relleno, que demandó al remoción de cerca de tres metros de tierra.
La diferencia más evidente radica en su cobertura: si antes era una losa de hormigón, ahora es de adocreto.
Esteban Ávila, Subgerente Comercial de TPC, cuenta que ello responde a un estándar moderno en los puertos del mundo. “Cualquier superficie lisa sobre la cual tienes un área de trabajo, sobre todo con maquinaria pesada, tiende a ceder, se compacta. En una losa de hormigón, lo que termina pasando, en el largo plazo, es que se tiende a resquebrajar y hay que hacer reparaciones, pero para hacer eso en un área específica tienes que demoler una zona más grande, para que quede todo parejo. En el caso de los adocretos, puedes simplemente sacarlos, reparar la zona afectada y colocarlos de vuelta; por lo tanto, en términos de mantenimiento, es mucho más eficiente”.
El ejecutivo destaca que el costo de esta solución es similar a construir una losa de hormigón, pero al ser más fácil y rápido de reparar, redunda en mayor eficiencia y productividad para el puerto.
A lo anterior se suma la instalación de un drenaje para aguas lluvias, que no existía en el sitio original. “Hay que recordar que el puerto de Coquimbo tiene bastantes años desde su construcción, no fue diseñado para poder evacuar las aguas lluvias. Se incorpora esa tecnología de manera que, en caso de lluvia, no tengamos una poza en la zona de trabajo. Esa es una gran ganancia en términos de seguridad para los trabajadores”.
Cabe recordar que, según lo informado por TPC, el sitio 2 volverá a operar en el plazo comprometido por la empresa, el 30 de noviembre, justo a tiempo para recibir los embarques de uva de mesa de la temporada 2016-2017, que se iniciarán en los primeros días de diciembre. Asimismo, la terminal de pasajeros –que también fue dañada por el sismo y tsunami– se encuentra prácticamente lista para volver a ser usada, lo que permitirá recibir la mayor parte de las recaladas de cruceros programadas para este verano.
Una vez terminados los trabajos, la atención se volcará de lleno en el proyecto de expansión, en el cual TPC espera incorporar un muelle de penetración (finger pier), que permitiría atender grandes barcos portacontenedores. Dicho plan debe ser aprobado por la Empresa Portuaria de Coquimbo (EPCO), propietaria del puerto.