“Si un turista quisiera hoy embarcarse en un crucero en Valparaíso y desembarcar en Iquique no podría, excepto que la nave sea chilena, porque el transporte marítimo de pasajeros entre puertos de nuestro país está permitido solo a empresas nacionales”. Así lo explica el senador Ricardo Lagos Weber (PPD), uno de los patrocinadores de la moción presentada en 2015 para modificar la legislación y permitir que las embarcaciones extranjeras, entre ellas las grandes líneas de cruceros, puedan participar del cabotaje de pasajeros.
La iniciativa parlamentaria permaneció desde entonces en la comisión de Transportes del Senado, pero el incremento de las recaladas de cruceros en distintos puertos del país reactivó la tramitación. Ahora cuenta con apoyo parlamentario transversal y el respaldo del Gobierno. Hace 15 días ingresó a la comisión de Trabajo para el estudio de aspectos relacionados con los derechos de los tripulantes y próximamente pasará a la sala para completar el primer trámite constitucional.
“Para la industria del turismo, la llegada de cruceros representa una gran oportunidad, por lo que apoyamos plenamente este proyecto y junto con a Transportes lo estamos impulsando”, dice la subsecretaria de Turismo, Mónica Zalaquett.
El senador Francisco Chahuán (RN), integrante de la comisión de Transportes, coincide en que el proyecto estimularía el turismo de cruceros no solo en Valparaíso y San Antonio, sino en todo el país, “pero debemos resguardar los derechos de los trabajadores de ese sector y las actividades que desarrollan empresas chilenas”.
Un aspecto que a la ministra de Transportes, Gloria Hutt, no le preocupa, pues asegura que contiene los resguardos necesarios para no afectar a los armadores nacionales, “aunque el principal resguardo viene de los propios armadores que operan en la zona por la calidad del servicio que prestan y el nivel de competitividad”.
Lagos Weber explica que el proyecto señala que “las naves de pasajeros extranjeras podrán participar en el cabotaje, siempre y cuando su capacidad de transporte sea igual o superior a 400 pasajeros. Solo podrán hacerlo naves extranjeras con capacidad menor a 400 pasajeros cuando en una ruta específica no exista disponibilidad de naves chilenas”.
Ricardo Tejeda, gerente de la Asociación Nacional de Armadores, dice que el gremio respalda el proyecto, pero que se debe permitir el cabotaje a naves extranjeras con capacidad para 800 o mil pasajeros, “porque ya hay naves nacionales con capacidad para 400”.
El gerente del Terminal de Cruceros de Valparaíso, Juan Esteban Bilbao, indica que el cabotaje permitiría extender la temporada de cruceros a todo el año y facilitará viajes cortos de no más de siete días, que son muy demandados en todo el mundo.
Tanto el gerente de Puerto Valparaíso, Gonzalo Davagnino, como el de Puerto Central de San Antonio, Rodrigo Olea, coinciden en que la apertura del cabotaje impulsará la industria y que cada puerto tiene sus propios desafíos en inversiones. Davagnino destaca que Valparaíso considera un muelle para cruceros. Olea dice que “estamos cómodos con lo que ya tenemos”.
Muelle
En Valparaíso está previsto construir uno preferente para cruceros en un plazo de cuatro años.
25,8 millones de personas viajaron en cruceros el 2017 en el mundo. Un 1,5% lo hizo a Sudamérica, por lo que hay spacio para crecer.
90 mil pasajeros llegaron en la última temporada a San Antonio.
US$85 gastan en promedio los turistas en los puertos donde recalan los cruceros
FUENTE EL MERCURIO